jueves, 2 de diciembre de 2010

El mundo a 80 kilómetros por hora

Desde hace un par de semanas he empezado a desplazarme a mi lugar de trabajo procurando ir a una velocidad constante de 80 kilómetros por hora.

Casi todo el trayecto, son 85 kilómetros, lo realizo por autovía, salvo los dos tramos urbanos de la ciudad que salgo y a la ciudad que llego.

Antes de esta decisión solía venir a trabajar a unos 120 kilómetros por hora que en función de las prisas aumentaban. Así que decidí que en vez de salir de casa con unos 50 minutos de tiempo empezaría a salir de casa con 75 minutos y reduciría mi velocidad a los 80 kilóemtros por hora.

La verdad es que no tengo ninguna prisa para venir a trabajar ni para volver del trabajo por lo que no me supone ningún problema el salir de casa con mas tiempo.

En estos días además he empezado a respetar los límites de velocidad de manera escrupulosa, de modo que si un letrero de obras indica que la velocidad máxima es de 80 kilómetros por hora procuro colocarme en 70 o 75 km/hora para no sobrepasar el límite legal.

Este respeto por las velocidades máximas que establece la ley ya me ha llevado a tener varios problemas en la autovía.

Hace dos días, iba por la autovía a unos 80 kilómetros por hora y una hormigonera empezó a adelantarme, mientras me adelantaba entramos en un tramo de obras en el cual había una señal que indicaba que los camiones no podían adelantar, la cuestión es que la hormigonera continuó adelantando todo el tiempo que necesitó FALSO cuando se cansó de ir a mi par decidió invadir mi carrir obligandome a frenar para ponerme detrás de él. En este momento me alteré, lo adelanté, le pité y me distancié de él, pero seguí respetando la velocidad máxima de 80 kilómetros por hora, por lo que pasados unos segundos me alcanzó y en ese momento empezó su acoso. Lo primero que hizo fue echarme las luces, como permanecía a la velocidad que establecía la señalización horizontal (80 kilómetros por hora) dejó puestas las largas y empezó a pitarme y pegarse al culo de mi ibiza lo máximo posible, de hecho, pensé que iba a darme un golpe por detrás. Este acoso me causó un gran estado de nervios y no pensé que lo mejor era incumplir la ley, sobrepasar el límite y alejarme de él, error mío, permanecí a 80 kilómetros por hora (seguíamos en tramo de obras).

Durante todo el tramo en obras fue con las largas, pitándome hasta quedarse sin bocina y con su frontal de la hormigonera casi en contacto con mi maletero. Una vez terminado el tramo en obras me adelantó, volvió a pitar y se desvió a la obra a la que me dirigía.

Mi estado de tensión y nervios duró unos cuantos minutos mas hasta que logré tranquilizarme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario