martes, 21 de diciembre de 2010

¿Sanidad? pública

Ya ha llegado mi abuelo (84 años) a casa por lo que me dispongo a contar sus 11 días en el hospital.

El sábado amaneció sin poder respirar por lo que fuimos a urgencias con él. Allí ocurrió el primer incidente, tras hacerle todas las pruebas la médico indicó que todas habían salido de forma satisfactoria y que lo mandaban a casa. Mi madre preguntó a que se debía el ahogamiento que mi abuelo tenía y la médico respondió que todo estaba bien pero que podría deberse a una infección respiratoria, momento en el que mi madre pregunta si lo va a mandar a casa en ese estado (se ahogaba, no podía respirar sin dificultades y si andaba aún se fatigaba mas), la doctora respondió "Si quiere lo ingreso" y mi madre respondió "Yo no quiero que lo ingrese, querio llevarmelo a casa (a mi abuelo) pero con alguna ganaría" y la doctora sentenció "Lo ingreso que así acabo antes". Total, que en esta breve conversación el criterio de la doctora pasó de mandarnos para casa a ser ingresado.

Esa misma tarde ya tenía habitación (en otro momento os contaré los 4 días que lo tuvieron en observación sin subirlo a una habitación en una habitación masificada y sin ventana alguna).

Ahora voy a abreviar:
- Tras el primer uso del baño le apareció un herpes en la pierna que aún le dura.
- Un mismo día le dieron 2 veces la misma pastilla (sólo tenían que darsela 1 vez)
- Otro día le dieron la mitad de las pastillas cambiadas, es decir, por la mñna le dieron una de la tarde. Aquí mi madre (auxiliar de enfermería) se dió cuenta del error a tiempo.
- Otro día volvieron a subirle la medicación erronea.
- Y por último, hoy hemos visto que la pomada que le daban en el hermes estaba caducada desde Junio, es decir, hace 6 meses.

Puedo entender que pueda ocurrir algún error puntual pero esto me parece que es una negligencia en toda regla.

Mi opinión es la de poner una hoja de reclamación, a ver si me lo permite mi madre

jueves, 2 de diciembre de 2010

El mundo a 80 kilómetros por hora

Desde hace un par de semanas he empezado a desplazarme a mi lugar de trabajo procurando ir a una velocidad constante de 80 kilómetros por hora.

Casi todo el trayecto, son 85 kilómetros, lo realizo por autovía, salvo los dos tramos urbanos de la ciudad que salgo y a la ciudad que llego.

Antes de esta decisión solía venir a trabajar a unos 120 kilómetros por hora que en función de las prisas aumentaban. Así que decidí que en vez de salir de casa con unos 50 minutos de tiempo empezaría a salir de casa con 75 minutos y reduciría mi velocidad a los 80 kilóemtros por hora.

La verdad es que no tengo ninguna prisa para venir a trabajar ni para volver del trabajo por lo que no me supone ningún problema el salir de casa con mas tiempo.

En estos días además he empezado a respetar los límites de velocidad de manera escrupulosa, de modo que si un letrero de obras indica que la velocidad máxima es de 80 kilómetros por hora procuro colocarme en 70 o 75 km/hora para no sobrepasar el límite legal.

Este respeto por las velocidades máximas que establece la ley ya me ha llevado a tener varios problemas en la autovía.

Hace dos días, iba por la autovía a unos 80 kilómetros por hora y una hormigonera empezó a adelantarme, mientras me adelantaba entramos en un tramo de obras en el cual había una señal que indicaba que los camiones no podían adelantar, la cuestión es que la hormigonera continuó adelantando todo el tiempo que necesitó FALSO cuando se cansó de ir a mi par decidió invadir mi carrir obligandome a frenar para ponerme detrás de él. En este momento me alteré, lo adelanté, le pité y me distancié de él, pero seguí respetando la velocidad máxima de 80 kilómetros por hora, por lo que pasados unos segundos me alcanzó y en ese momento empezó su acoso. Lo primero que hizo fue echarme las luces, como permanecía a la velocidad que establecía la señalización horizontal (80 kilómetros por hora) dejó puestas las largas y empezó a pitarme y pegarse al culo de mi ibiza lo máximo posible, de hecho, pensé que iba a darme un golpe por detrás. Este acoso me causó un gran estado de nervios y no pensé que lo mejor era incumplir la ley, sobrepasar el límite y alejarme de él, error mío, permanecí a 80 kilómetros por hora (seguíamos en tramo de obras).

Durante todo el tramo en obras fue con las largas, pitándome hasta quedarse sin bocina y con su frontal de la hormigonera casi en contacto con mi maletero. Una vez terminado el tramo en obras me adelantó, volvió a pitar y se desvió a la obra a la que me dirigía.

Mi estado de tensión y nervios duró unos cuantos minutos mas hasta que logré tranquilizarme.