lunes, 31 de enero de 2011

Belleza

Levanto mis ojos de mi tostada de cebolla y tomate confitados con queso de cabra y veo a una niña de aproximadamente 6-7 años haciendo lo que a primera vista parecen juegos de niños. Cuando amplío un poco mi campo de visión observo que esos gestos raros se los está haciendo a un joven que ronda la cuarentena y en ese momentos mis dos neuronas se dan cuenta de que esos gestos de niños son en realidad la forma de comunicación de mis dos observados.

Parece que solo yo me percato de la situación y en ese momento la escena está totalmente rodeada de belleza. Una niña es capaz de comunicarse con este adulto, probablemente familiar, sin ningún problema cuando la mayoría de nosotros no somos capaces de comunicarnos con nuestros semejantes pese a hablar el mismo idioma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario